El océano Ártico sufre el mayor deshielo de la historia reciente.

La banquisa boreal batirá este mes el récord de menor extensión conocida. Las dos rutas circumpolares se encuentran abiertas a la navegación.

La banquisa boreal, la capa de hielo flotante que cubre el océano Ártico, batirá inexorablemente este mes (Agosto) el récord de menor extensión, según las previsiones del Centro Nacional del Hielo y la Nieve de EEUU (NSIDC). Desde el año 1979, cuando empezaron de forma sistemática a tomarse las mediciones por satélite, nunca había habido tan poco hielo por estas fechas.

La banquisa tiene una dinámica estacional muy clara. En marzo, cuando los hielos alcanzan su máxima extensión, ocupa 15,8 millones de kilómetros cuadrados (31 veces España), pero las temperaturas cálidas del verano favorecen el deshielo hasta alcanzar el mínimo en septiembre, cuando solo ocupa 6,2 millones (12 veces España). Estos datos, no obstante, corresponden al pasado, a la media del periodo 1979-2000.

La realidad es que en los últimos años la extensión ha sido muy menor, es decir, se ha perdido más hielo durante la temporada de verano (la temperatura en el Ártico ha subido del orden de cinco grados) del que luego se ha recuperado con la llegada del frío invernal.

En líneas generales, la extensión de la banquisa se ha reducido un 35% con respecto a la media de 1979-2000. Los expertos del Centro Nacional del Hielo y la Nieve de EEUU aseguran incluso que el deshielo del Ártico ha sido de una velocidad superior a la pronosticada en el último informe del IPCC, el grupo de expertos de la ONU para el cambio climático. De hecho, la crisis del Ártico se mantiene desbocada en los últimos años pese a un cierto estancamiento de las temperaturas en el conjunto del planeta. Los especialistas lo atribuyen en buena parte al efecto albedo, es decir, que el deshielo se retroalimenta al reducirse la capa blanca que refleja la luz solar (y disminuye la capacidad de absorción del calor).

El deshielo ha provocado que actualmente estén abiertas a la navegación las rutas circumpolares, tanto el paso del noreste (Rusia) como las del noroeste (Canadá). Partiendo desde Groenlandia es, de hecho, posible alcanzar Alaska sorteando estrechos que hasta hace poco se consideraban completamente infranqueables, aunque la presencia de enormes icebergs hace que el viaje solo sea recomendable para los auténticos rompehielos.

(Fuente: edición digital de El Periódico. www.elperiodico.com. 22/08/2012)

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