La variación horaria no tiene graves consecuencias en la rutina diaria
La normativa de la Unión Europea establece que cada año, el último domingo de marzo a las dos de la madrugada (hora peninsular), los relojes deben adelantarse una hora para que sean las tres. Se trata de una norma instaurada en 1974 como consecuencia de la crisis del petróleo, que no sólo puso de manifiesto la dependencia de las sociedades más avanzadas de este material, sino que animó a adelantar la hora con la llegada del verano. La próxima madrugada del sábado al domingo, 30 de marzo, perderemos la hora que ganamos el último domingo de octubre (ese día los relojes se atrasaron de las tres a las dos de la madrugada) para aprovechar la luz solar y gastar menos electricidad, pero ¿Hasta qué punto se ahorra energía? ¿Afecta al organismo este cambio horario?
Puedes descubrirlo en este vídeo
Fuente: Boletín electrónico. EROSKI CONSUMER.